| 1 cuota de $32.500,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $32.500,00 |
| 2 cuotas de $19.417,13 | Total $38.834,25 | |
| 3 cuotas de $13.482,08 | Total $40.446,25 | |
| 6 cuotas de $7.686,79 | Total $46.120,75 | |
| 9 cuotas de $5.716,39 | Total $51.447,50 | |
| 12 cuotas de $4.810,00 | Total $57.720,00 |
| 1 cuota de $32.500,00 sin interés | CFT: 0,00% | TEA: 0,00% | Total $32.500,00 |
| 3 cuotas de $11.687,00 | Total $35.061,00 | |
| 6 cuotas de $6.287,67 | Total $37.726,00 | |
| 9 cuotas de $4.508,47 | Total $40.576,25 | |
| 12 cuotas de $3.635,13 | Total $43.621,50 | |
| 18 cuotas de $4.268,33 | Total $76.830,00 |
| 1 cuota de $38.733,50 | Total $38.733,50 | |
| 6 cuotas de $7.378,58 | Total $44.271,50 | |
| 12 cuotas de $4.904,79 | Total $58.857,50 |
Dusan Kazic
Cuando las plantas hacen lo que les da la gana
Cactus
Páginas: 416
Formato:
Peso: 0.461 kgs.
ISBN: 9789873831874
Para las ciencias humanas, los mundos campesinos son algo remoto. A pesar de que cada día se vuelve más y más evidente que la vida en la Tierra depende, precisamente, de lo que suceda en la tierra, se sigue situando esos mundos en el pasado y en un afuera del pensamiento, una terra incognita. Paradójicamente, la vida campesina es pensada por cientistas que no trabajan los suelos, pues, según parece, esa vida no puede pensarse a sí misma, desde las prácticas conjuntas y las voces humanas y vegetales que habitan los campos. Esta exclusión, necesaria para conservar el paradigma de la Economía y la Producción, viene de lejos: fisiócratas, liberales y marxistas han discriminado ontológicamente a las plantas a lo largo de la historia, habilitando una distancia que permitió explotarlas mejor. Este libro se propone rastrear y combatir esa distancia. Pero para ello hace falta animar el mundo agrario, atender al hecho de que las plantas son seres sensibles e inteligentes y, por qué no, intuitivos. Desarmando sus propias persistencias teóricas, y entregándose a lo que llama una etnografía especulativa, Dusan Kazic descubre que los campesinos y las campesinas animan a las plantas desde siempre, que existe una ecología afectiva que los hace trabajar en conjunto, y que de ese modo emerge un mundo generativo más que productivo, cooperante más que extractivo. Así, a través de los gestos de recolectar, trasplantar o desmalezar, y de historias contadas por quienes conviven con las plantas, se vislumbra un mundo no idealizado donde hay lugar para amarlas o maldecirlas, comerlas sin por ello retirarles el afecto, cuidarlas y ser cuidados por ellas, disculparse ante el descuido o la fatalidad, abandonarlas y regresar a ellas, sufrir y gozar por y con ellas, vivir y morir junto a ellas. Y seguir fabulando posibles inseparados.
